1492. Entre la tripulación dirigida por Cristóbal Colón viajan tres hombres que a estas alturas ya deberían estar muertos. Se las arreglaron para evitar su triste destino al participar en este viaje incierto. Tras llegar a Canarias huyen llevándose consigo una de las velas del barco. Mientras tanto, en el «Viejo Mundo», una mujer intenta salvar a su hermana moribunda llevándola a un curandero. Ambos viajes intentan burlarse de la muerte. Ambos viajes están a merced de la historia.