La Habana, primavera de 1971: El poeta Heberto Padilla acaba de ser puesto en libertad y comparece ante el gremio de escritores cubanos donde entona una «sentida autocrítica», se declara agente contrarrevolucionario y acusa de complicidad a muchos de sus colegas ahí presentes, entre ellos, su esposa. Un mes atrás, su arresto bajo la acusación de atentar contra la seguridad del estado cubano, movilizó a la vanguardia intelectual del mundo entero, quienes dirigieron una carta a Fidel Castro exigiendo la libertad del poeta, cuyo único pecado fue disentir a través de su obra poética. El mea culpa del escritor, cuya grabación se muestra por primera vez al público, marca la línea narrativa de una historia en la que aparecen testimonios de Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa, Jean-Paul Sartre, Jorge Edwards y Fidel Castro.